Nombre completo
Pontificia y Real Hermandad y Cofradia de Nazarenos del Santisimo Cristo del Calvario y Nuestra Señora de la Presentación.
Dia de procesión
Madrugada del Viernes Santo
Templo
Iglesia Parroquial de Santa María María Magdalena en la calle San Pablo
Recorrido El Calvario 2011
Musica
La Hermandad del Calvario no lleva musica
Tunica
Las Tunicas de la Hermandad del Calvario son de rúan negro, de cola con cinturón de esparto.
Historia
En la calle de la Ballestilla (actual Buiza y Mensaque) se encontraba el Hospital de Nuestra Señora de Belen, que atendían los mulatos o mestizos y que, como todos estos establecimientos, se clausuró cuando el mandamiento de reducción, uniéndose al del Amor de Dios en 1587. La congregación que allí existía pasó como hermandad de culto y penitencia a la parroquia de San Ildefonso. Allí se inició como tal en 1572 y le fueron aprobadas sus reglas. La titulación era Madre de Dios de la Presentación y Santo Cristo de la Demostración.
La procesión la realizaba el Miércoles Santo, desde San Ildefonso. En 1690 figuraban en su cortejo el misterio del Ecce Homo, cuya imagen aparecía ante un balcón, completándose el grupo con distintos sayones, seguían el Crucificado de la Demostración y la Virgen bajo palio. Curiosamente la advocación del Ecce Homo no figuraba en la titulación. La teoría que se venía dando de que esta imagen procedía de la de igual título, que radicaba en la capilla de los Mártires, de Triana, se cae por su propio peso, ya que este templo se cerró en 1868 y podemos ver que, en el siglo XVII, ya llevaba la imagen esta hermandad.
En la tarde del Martes Santo de 1731 fue la última vez que efectuaron estación. Continuaron con una vida precaria, hasta el punto de no poder atender el censo correspondiente con la fábrica de San Ildefonso y las rentas que tenían de pagar el almacén de los pasos en 1750. Incluso llegaron a conceder licencia al párroco para vender el Cristo de la Demostración y, con la cantidad percibida, se cobrara el censo que adeudaban. Cerrando el templo, la hermandad quedó extinguida.
El Cristo del Calvario fue mandado hacer, en 1611, por Gaspar Pérez de Torquemada al escultor Francisco de Ocampo, para ser colocada en al capilla de Nuestra Señora de la Encarnación que poseían en la iglesia de Santa Catalina, junto a la torre. Fallecido Pérez de Torquemada, sus herederos tuvieron numerosos pleitos sobre sus bienes, hasta dejar la referida capilla de Santa Catalina. En 1639, el Cristo pasó al convento de la Casa Grande de San Francisco, donde quedó en la capilla de Rodrigo López de Veige. Allí se fundó en 1670 la congregación de María Santísima de la Palma y Santo Cristo del Calvario. En 1671 pasó la congregación a la parroquia de la Magdalena.
En 1820 el párroco de San Ildefonso, Matías de Espinosa, obtuvo de Mateo Portela Pimentel una imagen de la Virgen, de rodillas, para colocar junto al Crucificado, ya que la de la Presentación que existía se llevó a un pueblo. La nueva había sido labrada por el escultor Cristóbal Ramos Tello y se la colocó erguida.
En 1885, un grupo de devotos elevaron súplica al vicario general para establecer la extinguida hermandad de Nuestra Señora de la Presentación y pidieron que el párroco de San Ildefonso autorizase la celebración de un cabildo para su institución; finalmente, no se encontró inconveniente alguno.
Se aprobaron las reglas en 1886, en las que aparecería la titulación de la cofradía: del Santo Ecce Homo, Santo Cristo del Calvario y Nuestra Señora de la Presentación. La estación la fijaban el Miércoles Santo. Posteriormente, tras la renovación de los estatutos, en 1899, desaparecería el título del Santo Ecce Homo, al no haber sido hallada la imagen de su advocación.
En el año 1903 buscaron otra residencia para la hermandad. Debían ser grandes las diferencias que existían con el párroco de San Ildefonso, ya que incluso no cumplieron la estación, que renovaron en 1908, desde la iglesia del Santo Sepulcro y San Gregorio, por entonces a cargo de los Misioneros Claretianos.
En el año 1916 la hermandad se trasladó a la parroquia de la Magdalena. Sus imágenes ocuparon la capilla denominada de San Pablo, contigua a la de la Virgen del Amparo, donde permanecieron once años, hasta que quedaron definitivamente instalados en la denominada de Santo Domingo.