Esta cofradia, que sale de la iglesia del antiguo convento de la Paz, representa en su cortejo la disposición propia del siglo XVIII. Con ser admirable, lo realmente sublime es su paso, en el que se representa , con patetismo y sobrecogedora espiritualidad, el momento en que el Señor Descendido de la Cruz es amortajado ante la mirada angustiada de su madre la Virgen de la Piedad.